Odiar a dios ( con minúscula ) es un sentimiento noble. En cambio amar a a dios es una falsedad de hipocrita, de gente indigna, tan indigna como el mismo dios.
Un dios todo poderoso, omnipresente, de infinita bondad, fuente de toda razón y justicia, asi como lo presenta la relugión. Una absoluta mentira que todos pueden comprobar con las contradicciones quw se presenran.
Mientras existan los imbeciles, la religión seguirá existiendo, o sea existira mientras exista la humanidas. Estadísticamente siempre hay imbéciles.